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El concesionario del título en Nápoles fue Isidro de Antayo y Duque de Estrada (1690-1755), I marqués de Vista Alegre en Nápoles desde 1735, señor del coto de Viyao en la parroquia de Borines y de la casa de Rubianes en la de Cereceda, todo en el concejo de Piloña. Sirvió a S.M. cerca de 40 años. «Primero en el Regimiento de Infantería de Asturias, de Cadete, Alférez y Teniente; después fue Capitán en los Batallones de Marina, luego Teniente de Navío de la Real Armada, Capitán de Fragata, Capitán de Navío, y últimamente Gefe de Escuadra».3 Fue visitador general de los presidios y plazas fuertes de Méjico y comandante general e inspector de los Reales Batallones de Marina, y tomó parte en combates contra los ingleses, en el sitio de Mesina, en la expedición a Orán y en la Recuperación de las Dos Sicilias (1734).
El marquesado fue creado de nuevo como título de Castilla en favor de su hijo único, Antonio Agustín de Antayo y Monterde (1723-1794), I marqués de Vista Alegre en Castilla, señor del coto de Viyao y de la casa de Rubianes, alcalde mayor y alguacil mayor de Piloña, alférez mayor de Amieva, y también regidor perpetuo de la ciudad de Oviedo y de los concejos de Ponga y Caso, natural de la ciudad de Méjico. Fue colegial de San Gregorio de los Pardos de Oviedo, diputado durante 25 años a la Junta General del Principado y su comisionado en Madrid. Casó con María Teresa Bermúdez de Espinaredo y Rivero.
Luis María de Unquera y Antayo (1831-1893), V marqués de Vista Alegre y I barón de la Vega de Rubianes, heredó ya desvinculados los bienes de numerosos mayorazgos, y era en su tiempo el mayor hacendado del concejo de Piloña. En 1856 elevó a S.M. un memorial genealógico solicitando para su casa la grandeza de España de primera clase, que no le fue concedida.1 No tuvo descendencia, y se convirtió en uno de aquellos nobles fin de race que proliferaron en la España de finales del XIX. Antes de 1890 adquirió el primer automóvil que circuló en Asturias: un triciclo Benz que solía conducir por los caminos de Piloña, causando el asombro de los paisanos. Fue gran benefactor de los piloñeses, y a su muerte legó a los colonos la mayor parte de sus tierras y propiedades, a excepción de la casa de Cobián de Infiesto, que siguió en los marqueses de Vista Alegre hasta tiempos recientes.
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